martes, 17 de mayo de 2011

SUPERSUBMARINA

CRÓNICA DEL CONCIERTO 
Por Julia Falero Morente
Fotografías Luis González Muro

Salamanca. Sala MUSIC FACTORY. Apertura de puertas a las 21:00. Viernes 13. Entradas agotadas.
En la sala no caben más personas. Estamos impacientes, intentamos contener nuestra emoción, pero es difícil. Una cerveza bien fría... no, mejor ponme dos, para aguantar la espera.


Sólo basta un nombre para explicar esta situación: Supersubmarina.
El grupo revelación que parece haber salido de la nada, y que en cuestión de pocos meses -gracias al boca a boca- se ha convertido en todo un fenómeno de masas "independiente". Han salido a la luz, y han sido bien acogidos.
La sala está bañada en verde, y suena de fondo pop-rock alternativo, de ese que ahora está de moda y casi raya el "mainstream". Son las 22:00, y aún no ha comenzado el concierto. Los camareros no dejan de servir copas, sigue entrando gente, y los que llevamos allí casi una hora echamos un vistazo al escenario, expectantes.
Finalmente, a las 22:40, tras una larga y excesiva espera, los chicos de Supersubmarina, vestidos todos con camisa de cuadros de diferentes colores –salvo Pope, con una camisa negra- suben al escenario que, aunque bastante pequeño, y con poca visibilidad desde la parte de atrás, deja cabida a los cuatro. La gente grita y aplaude, convirtiéndose en una masa enloquecida. La sala está llena, no cabe ni un alfiler, pero es de señalar la buena ventilación del local, que en ese momento fue de agradecer.
Jose Chino comienza a cantar con una voz melódica que enseguida queda medio ahogada por los cientos de voces que corean la canción junto a él. Le siguen al ritmo Jaime (guitarra), Pope (bajo) y Juancha (batería), y entre los cuatro construyen el sonido auténtico de Supersubmarina, que suena a pop eléctrico, dulce y ácido al mismo tiempo.



A pesar del escaso espacio disponible en el escenario, los chicos de Supersubmarina se mueven con soltura –aunque comenzaron el concierto un tanto estáticos- apañándose como pueden, y el cantante interactúa con el público, acercándose a las fans emocionadas de la primera fila.
Un gran momento se acerca: cantante, guitarra y bajo se ponen de espaldas, encajonando al batería, y comienza una canción conocida por todos los allí presentes: XXI. Un tema que hace las veces de himno, aunque considere que quizá es un poco pronto en la trayectoria del grupo para conseguir que este tipo de canción tenga toda la repercusión que pueda. Chino levanta el puño derecho y el público le sigue, entregado, con sus propios puños y sus voces.
Los chicos bromean y ríen con el público, transmitiendo cercanía y un ambiente de buen rollo que les suma muchos puntos. “Toda Salamanca, moviendo su culete”, canta Chino. Y así, entre risas, nos tenía a todos comiendo de su mano.
“Me moriré a tus pies”, canta apasionadamente.



Al cabo de poco más de una hora, Supersubmarina se despide sin muchos miramientos y se baja del escenario, sin más. El público queda perplejo, pero piden a coro otra canción más. Y cinco minutos después, los chicos vuelven a subir al escenario, y comienzan a tocar la canción tan esperada por todos, que lleva de título su mismo nombre: Supersubmarina. Todos nos sabemos la letra, y la cantamos junto a ellos.
“Salamanca tiene vida”, dice el cantante.
De repente, la sala se llena de humo de colores, creando un ambiente psicodélico que anuncia la última canción. Al terminar, los chicos saludan al público, sonrientes, bañados en aplausos. Son las 23:55. El concierto ha terminado, y ha sido todo un éxito.


1 comentario:

  1. Gracias por la crónica!

    Fdo. Una de las que se quedó sin entrada ;-)

    ResponderEliminar